Teresa Sebastián. Poesía
JUANA DE ARCO
Mis días son adelfas en un alambique.
Separo la luz del veneno,
escribo en un rótulo:
LA MUERTE NO EXISTE
Como un mineral incandescente
medito en las franjas amarillas
de Mercurio.
El dragón lame el vacío
y se estira en lágrimas.
Lejos...
las arenas de la tierra
me hechizan junto a la costa oxidada.
Los días proféticos de la infancia
bordan un dulce, chamuscado chal.
Las legañas de ayer
se han convertido en leche,
guardo tinajas del óleo del camino,
descifro a escondidas
los oráculos caldeos.
Se abrasa la polilla
en la lámpara,
La Escalera de Jacob
se desvanece en el azul.
Mis días son adelfas en un alambique.
Separo la luz del veneno,
escribo en un rótulo:
LA MUERTE NO EXISTE
Como un mineral incandescente
medito en las franjas amarillas
de Mercurio.
El dragón lame el vacío
y se estira en lágrimas.
Lejos...
las arenas de la tierra
me hechizan junto a la costa oxidada.
Los días proféticos de la infancia
bordan un dulce, chamuscado chal.
Las legañas de ayer
se han convertido en leche,
guardo tinajas del óleo del camino,
descifro a escondidas
los oráculos caldeos.
Se abrasa la polilla
en la lámpara,
La Escalera de Jacob
se desvanece en el azul.
La noche incandescente
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