miércoles, 15 de enero de 2014

Juan Gelman

Ha muerto a los 83 años Juan Gelman, premio Cervantes 2007

Juan Gelman, que nació en Buenos Aires el 3 de mayo de 1930, ha vivido como exiliado en Roma, Madrid, Managua, París, Nueva York y México, alternando su actividad política contra la dictadura militar con trabajos para la UNESCO. En su extensa carrera ha sido galardonado con el Premio Nacional de Poesía, el premio Cervantes, el premio Pablo Neruda y el premio Reina Sofía de Poesía.

Desde que en 1956 publicó su primer libro, 'Violín y otras cuestiones', Gelman comenzó a ser conocido por Latinoamérica con obras como 'El juego en el que andamos', 'Velorio del solo' o 'Gotán'.

"No creo que llegue a los cien años. Y aunque quiero ver casarse a mis nietos o tener algún bisnieto, creo que Dios, si existe debe estar aburridísimo de su eternidad", decía hace un año.

"El poeta no escribe para vivir, sino que vive para escribir".






Verdad es
Cada día
me acerco más a mi esqueleto.
Se está asomando con razón.
Lo metí en buenas y en feas sin preguntarle nada,
él siempre preguntándome, sin ver
cómo era la dicha o la desdicha,
sin quejarse, sin
distancias efímeras de mí.
Ahora que otea casi
el aire alrededor,
qué pensará la clavícula rota,
joya espléndida, rodillas
que arrastré sobre piedras
entre perdones falsos, etcétera.
Esqueleto saqueado, pronto
no estorbará tu vista ninguna veleidad.
Aguantarás el universo desnudo.

28 de octubre de 2013. Último poema dedicado a Joaquín Sabina


EL JUEGO EN QUE ANDAMOS

Si me dieran a elegir, yo elegiría
esta salud de saber que estamos muy enfermos,
esta dicha de andar tan infelices.
Si me dieran a elegir, yo elegiría
esta inocencia de no ser un inocente,
esta pureza en que ando por impuro.
Si me dieran a elegir, yo elegiría
este amor con que odio,
esta esperanza que come panes desesperados.
Aquí pasa, señores,
que me juego la muerte.

Del libro El juego en que andamos (Buenos Aires, 1956-1958)


Cubrí con flores
Aquella caligrafía
De trazos rectos.

Unas gotas de luna
Cayeron en mi mano,
Los vientos húmedos
Acercaron el perfil del silencio
Hasta mi rostro.
El espacio vacío
Se llenó con los sueños,
La ausencia
Vagó en la quietud
Del amanecer,
Y encontré indicios
En la voz del aire.

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