domingo, 30 de enero de 2011

Día de la Paz

sábado, 29 de enero de 2011

Poemas. José Manuel López González



si supieras lo que duele

si supieras lo que duele
no escuchar nada

si tan sólo por una vez
entendieras
lo que significa
un grito de silencio
revéntandome los tímpanos

no vestirías tus ojos
con esencias
de despistado atónito

ni recitarías
esas interminables parrafadas

que empiezan ayer
y terminan
en el fondo del portal





el juego de los caminos cruzados

te entrego mis ojos
de crepúsculo
la retina tenue y traviesa
de mis dioses
escondidos bajo las uñas
el gatillo de un fusil oxidado
una luz
hasta las raíces de los gestos
te doy

mi abrazo desnudo frente
al mar
mi piel coronada de
adelfas grises
hacer el amor contigo sobre
una moqueta de aire
el juego de los caminos
cruzados
la parranda del círculo
prohibido
por el miedo totémico a
descubrir otra derrota

te entrgo la paz y
la palabra de Blas
la crucifixión rosada
de Miller y mi jardín

en especial mi jardín
de arbustos calcinados






Galeones de hierba y menta


Mi último poema
lo escribiré cuando se deslicen
por el tobogán de tus caderas
los deseos que se ocultan
en mis mejillas sonrosadas,
escupirá llamadas de auxilio
el día que la boca de la tierra haya desayunado
buñuelos de crema de ternura
y saltará por el hueco del ascensor
al estallar el buzón
de cartas hilvanadas y telegramas recitados.

Descansará recostado
sobre fosas de amigos muertos
y en sus laderas dormirá
agarrado a un clavo ardiendo
poniendo ojos de pícaro reinventado.

Mi último poema
sonará (como los primeros)
como himno torcido
en mi voz blasfema y maleducada,
su lengua hará
una profilaxis de mi lengua
enfundándome un pijama
de caramelo de blanco satén
y me dará
las buenas noches que nadie me dará nunca.
Me enseñará luego a tocar la batería
y esconderá mi cara
entre letras Verdana de estraza
abriendo la puerta de mi vida
con llaves de aventuras
ya por siempre prohibidas y lejanas.

Mi último poema
me llevará al fin al garito
donde bajo el puente de cada amanecer
soñaba guiones falsos abordando
una y otra vez
galeones de hierba y menta

entre
bancos de niebla espesa
y
oleajes de viejo silencio.


Y nosotros somos viejo silencio. José Manuel López González

lunes, 17 de enero de 2011

No te quedes inmóvil. Mario Benedetti




NO TE SALVES

No te quedes inmóvil
al borde del camino
no congeles el júbilo
no quieras con desgana
no te salves ahora
ni nunca
no te salves
no te llenes de calma
no reserves del mundo
sólo un rincón tranquilo
no dejes caer los párpados
pesados como juicios
no te quedes sin labios
no te duermas sin sueño
no te pienses sin sangre
no te juzgues sin tiempo

pero si
pese a todo
no puedes evitarlo
y congelas el júbilo
y quieres con desgana
y te salvas ahora
y te llenas de calma
y reservas del mundo
sólo un rincón tranquilo
y dejas caer los párpados
pesados como juicios
y te secas sin labios
y te duermes sin sueño
y te piensas sin sangre
y te juzgas sin tiempo
y te quedas inmóvil
al borde del camino
y te salvas
entonces
no te quedes conmigo.


viernes, 7 de enero de 2011

Sunset Park


La novela es una colaboración a partes iguales entre el escritor y el lector, y constituye el único lugar del mundo donde dos extraños pueden encontrarse en condiciones de absoluta intimidad. Me he pasado la vida entablando conversación con gente que nunca he visto, con personas que jamás conoceré, y así espero seguir hasta el día en que exhale mi último aliento. P Auster




Sunset Park ( Anagrama, 2010) es la décimo séptima novela de Auster, cuya carrera se inició en 1976 con Jugada de presión.

Sunset Park transcurre en Nueva York, Auster se vale de varios narradores en tercera persona para contar la trama que gira en torno de la decisión de Miles Heller de abandonar su casa y a su familia. Este joven atractivo e inteligente se va a Florida donde trabaja vaciando viviendas de familias desahuciadas que en plena crisis no pudieron seguir pagando su hipoteca . La novela refleja de la vida de unos personajes del barrio de Sunset Park durante la crisis económica del año 2008. Brooklyn es el lugar donde los personajes convergen, Miles Heller regresa a Nueva York y se instala en la casa ocupada inicialmente por su amigo Bing Nathan y otros “okupas”, jóvenes inadaptados, antihéroes que luchan por sobrevivir en una sociedad en crisis. Miles ha regresado debido a un giro de circunstancias pero vuelve a escapar, esta vez por una amenaza real de ser denunciado a la policía por convivir con una chica de 17 años.

Se llama Pilar Sanchez, y la conoció seis meses atrás en un parque, un encuentro puramente casual a última hora de la tarde de un día de mediados de mayo, el encuentro más inverosímil que quepa imaginar. Ella sentada en el césped, leyendo un libro, y él también sobre la hierba con otro libro en la mano, que por casualidad era el mismo que ella tenía, en la misma edición de bolsillo, con idéntica portada, El gran Gatsby, que él leía por tercera vez desde que su padre se lo regaló al cumplir dieciséis años. Llevaba allí veinte o treinta minutos, enfrascado en la lectura y por tanto ajeno a todo lo que le rodeaba, cuando oyó que alguien reía. Se volvió, y en aquella primera y fatal visión, mientras ella le sonreía allí sentada señalando el título de su libro, él calculó que aún no había cumplido los dieciséis, sólo una niña, en realidad, y de poca estatura además, una adolescente menuda que llevaba vaqueros muy cortos y ajustados, sandalias, y una brevísima camiseta, el mismo atuendo de cualquier otra chica medianamente atractiva de la parte baja de aquella Florida destellante de sol. Casi una criatura, dijo para sí, y sin embargo ahí estaba con los tersos miembros desnudos y un rostro despierto y sonriente, y él, que rara vez sonríe a nada o a nadie, la miró a los ojos negros y vivaces y le devolvió la sonrisa.




Una novela brillante, donde Auster vuelve a mostrar su extraordinario talento y un gran dominio del lenguaje. Nos hace vibrar con las pequeñas historias, con lo fascinante de la vida humana, sus infiernos y sus paraísos.

Después de acabar este libro espero ansiosamente que Auster me cuente otra historia, y la siguiente, y otra más porque esta conversación ha estado llena de emociones.





Cubrí con flores
Aquella caligrafía
De trazos rectos.

Unas gotas de luna
Cayeron en mi mano,
Los vientos húmedos
Acercaron el perfil del silencio
Hasta mi rostro.
El espacio vacío
Se llenó con los sueños,
La ausencia
Vagó en la quietud
Del amanecer,
Y encontré indicios
En la voz del aire.

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