jueves, 25 de noviembre de 2010

Ana María Matute. Premio Cervantes



Ser mujer y escritora es un mérito

Hoy para Ana María Matute la vida es mágica, por la alegría inmensa al recibir un premio tan deseado como el Cervantes.

Merecedora de este reconocimiento por su inmenso amor a las palabras durante casi 85 años. Escribir ha sido su forma de ser y de estar durante su larga vida.

Académica de la Lengua, ocupa desde 1998 el asiento K, que dejó vacante Carmen Conde. Ana María Matute, se convirtió en la segunda mujer, en tres siglos, admitida en esta institución. El 18 de enero de 1998 leyó su discurso, en el recuerdo a su predecesora se adentró en los fantásticos caminos que abrían para ella los bosques y esas otras realidades contenidas en la vida.


“Escribir es para mí recuperar una y otra vez aquel día en que creí que podría oírse crecer la hierba, cuando la noche llegó a ser más brillante que el sol. La noche, el mundo nocturno -que es el mundo más vivo-, es un mundo real y absolutamente cierto, es un mundo mágico que forma parte de la vida cotidiana, en el que las criaturas de la oscuridad existen con tanta o más intensidad que las que habitan bajo el sol más impío y aparentemente verdadero. Para mí, escribir no es una profesión, ni una vocación siquiera, sino una forma de ser y de estar, un largo camino de iniciación que no termina nunca, como un complicado trabajo de alquimia o la íntima y secreta cacería de mí misma y de cuanto me rodea”.

“Escribir es un descubrimiento diario a través de la palabra, y la palabra es lo más bello que se ha creado, es lo más importante de todo lo que tenemos los seres humanos. La palabra es lo que nos salva (…) La palabra hermano, la palabra miedo, la palabra amor, son palabras muy simples, pero llevan el mundo dentro de sí. No siempre es fácil, ni sencillo, descubrirlo. Hay que intentar alcanzar el oculto resplandor de esas palabras, de todas las palabras, o de una sola que todavía nadie oyó nunca pronunciar. Toda mi vida ha sido una constante búsqueda de esa palabra capaz de iluminar con su luz el país de las maravillas que tanto nuestro mundo como, sobre todo, nuestro lenguaje albergan, y que no siempre nosotros sabemos indagar”.


Enhorabuena a esta mujer amante de las palabras y de su profesión de escritora.

2 comentarios :

Zambullida 2 de diciembre de 2010, 2:40  

¡Qué alegría me dio este premio! Es, aparte de una gran escritora, una gran mujer. Me encanta oírla hablar; es absolutamente maravillosa.

Cristi 16 de diciembre de 2010, 22:45  

Siempre ha sido mi escritora favorita; en sus ojos de niña, para escribir cómo ella escribe y para entrar en ese mundo antes debe ser un hada y ella lo es quizás por eso quiso ser escritora para llegar al corazón de los niños e niñas para ser en sus personajes una niña feliz: por culpa de la guerra civil en su infancia; es decir en su rostro de niña en vez de alegría había miedo.



Un abrazo.


Cubrí con flores
Aquella caligrafía
De trazos rectos.

Unas gotas de luna
Cayeron en mi mano,
Los vientos húmedos
Acercaron el perfil del silencio
Hasta mi rostro.
El espacio vacío
Se llenó con los sueños,
La ausencia
Vagó en la quietud
Del amanecer,
Y encontré indicios
En la voz del aire.

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