miércoles, 27 de agosto de 2008

Nada grave. Ángel González


Una de las lecturas de mis vacaciones ha sido el libro póstumo del excelente "poeta del compromiso". La editorial Visor publicó hace tres meses en la colección "Palabra de Honor", 27 poemas breves donde Ángel González nos muestra la tristeza de su última etapa y su profundo pesimismo.
Esta desolación que rezuma el poemario no es nueva en la obra de Ángel G. pero en estos versos últimos se hace aún más patente. La dedicatoria del libro ya muestra el tono del poemario.


Sin ti la poesía
ya no me dice nada,
y nada tengo que decirle a ella.
La única palabra
que entiendo y que pronuncio
es ésta
que con todo mi amor hoy te dedico:
nada.

En Una sombra, poema sobresaliente de este libro, se autodefine como "una sombra grande, oscura, negra". En Hoy nos habla de su cansacio de vivir "no tengo fuerzas". Nos comunica su melancolía en Algunas tardes: "una tristeza insólita me invade algunas tardes". En Leo poemas dice:"Siento en el alma como una caricia cuando me encuentro un verso triste". El libro se cierra con el poema Caída
Y me vuelvo a caer desde mí mismo
al vacío,
a la nada.
¡Qué pirueta!
¿Desciendo o vuelo?
No lo sé.
Recibo el golpe de rigor, y me incorporo.
Me toco para ver si hubo gran daño,
mas no me encuentro.
Mi cuerpo ¿dónde está?
Me duele sólo el alma.
Nada grave.

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Cubrí con flores
Aquella caligrafía
De trazos rectos.

Unas gotas de luna
Cayeron en mi mano,
Los vientos húmedos
Acercaron el perfil del silencio
Hasta mi rostro.
El espacio vacío
Se llenó con los sueños,
La ausencia
Vagó en la quietud
Del amanecer,
Y encontré indicios
En la voz del aire.

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