sábado, 6 de marzo de 2010

Teresa Sebastián. Poesía



JUANA DE ARCO

Mis días son adelfas en un alambique.
Separo la luz del veneno,
escribo en un rótulo:
LA MUERTE NO EXISTE
Como un mineral incandescente
medito en las franjas amarillas
de Mercurio.
El dragón lame el vacío
y se estira en lágrimas.
Lejos...
las arenas de la tierra
me hechizan junto a la costa oxidada.
Los días proféticos de la infancia
bordan un dulce, chamuscado chal.
Las legañas de ayer
se han convertido en leche,
guardo tinajas del óleo del camino,
descifro a escondidas
los oráculos caldeos.
Se abrasa la polilla
en la lámpara,
La Escalera de Jacob
se desvanece en el azul.


La noche incandescente




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Cubrí con flores
Aquella caligrafía
De trazos rectos.

Unas gotas de luna
Cayeron en mi mano,
Los vientos húmedos
Acercaron el perfil del silencio
Hasta mi rostro.
El espacio vacío
Se llenó con los sueños,
La ausencia
Vagó en la quietud
Del amanecer,
Y encontré indicios
En la voz del aire.

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