La historia de Pang
Una estremecedora historia vuelve a despertar mi conciencia sobre el maltrato y la tortura al que son sometidas miles de mujeres.
Pang Bun Ok, es una mujer norcoreana que huyendo de la hambruna de su país, marchó a China con dos de sus hijos en 1998, buscaba trabajo, dignidad y bienestar para ella y sus familia, pero encontró la esclavitud. Al poco de llegar le quitaron a sus hijos y fue vendida por 737 € como novia a un amo maltratador, gracias a su lucha consigue escapar de la casa donde la tenía encerrada, pero sigue su desgracia y su dolor, dos veces más es vendida y torturada hasta que un día fue capturada y devuelta a Corea del Norte, allí se la encerró en un campo de trabajo para reeducarla. La vida de Pang valía muy poco. Por segunda vez desertó de su país en 2003 y consiguió llegar a Corea del Sur. Desde allí ha contado cómo se sintió "Me trataron como si fuera un animal".
Pang Bun Ok, es una mujer norcoreana que huyendo de la hambruna de su país, marchó a China con dos de sus hijos en 1998, buscaba trabajo, dignidad y bienestar para ella y sus familia, pero encontró la esclavitud. Al poco de llegar le quitaron a sus hijos y fue vendida por 737 € como novia a un amo maltratador, gracias a su lucha consigue escapar de la casa donde la tenía encerrada, pero sigue su desgracia y su dolor, dos veces más es vendida y torturada hasta que un día fue capturada y devuelta a Corea del Norte, allí se la encerró en un campo de trabajo para reeducarla. La vida de Pang valía muy poco. Por segunda vez desertó de su país en 2003 y consiguió llegar a Corea del Sur. Desde allí ha contado cómo se sintió "Me trataron como si fuera un animal".
"Las mujeres norcoreanas son vendidas como si fueran ganado en China"
Esta escalofriante historia no es única, miles de mujeres y de niños pasan por situaciones parecidas, son los nuevos esclavos de este siglo. El 70% de las mujeres norcoreanas en China son víctimas del tráfico humano. Según la ONU, doscientos cincuenta millones de personas viven una situación de esclavitud. Las mujeres, por el hecho de serlo, son maltratadas, violadas, agredidas, tratadas como una propiedad. La extrema pobreza de algunas zonas aumenta el número de excluidos y los casos de esclavitud.
Pero hay personas que trabajan para que mejore la situación de las víctimas del tráfico humano como Shirin Ebadi, abogada iraní, Nobel de la Paz por su defensa de la democracia y los derechos humanos dentro del hermetismo del mundo árabe. Esta activista y defensora, no sólo de los derechos de la mujer sino de otro modelo de democracia participativa, ha dejado atrás las persecuciones y los encarcelamientos de los que ha sido objeto para convertirse en un importante referente en la lucha por la liberación de la mujer, a pesar de las amenazas de los sectores más integristas de su país que aún hoy pesan sobre ella. Y Somaly Mam, una camboyana que fue vendida como esclava y vivió el infierno de la explotación sexual cuando contaba apenas catorce años. Hoy esta mujer está entregada en cuerpo y alma a la lucha contra la explotación sexual de las menores en su país y ayuda a las jóvenes a salir de esa situación como pudo hacer ella en su día. Ha creado a la ONG de Ayuda a mujeres en situaciones desfavorecidas, AFESIP y ha sido merecedora del Premio Príncipe de Asturias de Cooperación Internacional. A pesar de que su labor es reconocida internacionalmente, está amenazada de muerte.
Pero hay personas que trabajan para que mejore la situación de las víctimas del tráfico humano como Shirin Ebadi, abogada iraní, Nobel de la Paz por su defensa de la democracia y los derechos humanos dentro del hermetismo del mundo árabe. Esta activista y defensora, no sólo de los derechos de la mujer sino de otro modelo de democracia participativa, ha dejado atrás las persecuciones y los encarcelamientos de los que ha sido objeto para convertirse en un importante referente en la lucha por la liberación de la mujer, a pesar de las amenazas de los sectores más integristas de su país que aún hoy pesan sobre ella. Y Somaly Mam, una camboyana que fue vendida como esclava y vivió el infierno de la explotación sexual cuando contaba apenas catorce años. Hoy esta mujer está entregada en cuerpo y alma a la lucha contra la explotación sexual de las menores en su país y ayuda a las jóvenes a salir de esa situación como pudo hacer ella en su día. Ha creado a la ONG de Ayuda a mujeres en situaciones desfavorecidas, AFESIP y ha sido merecedora del Premio Príncipe de Asturias de Cooperación Internacional. A pesar de que su labor es reconocida internacionalmente, está amenazada de muerte.
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