lunes, 30 de marzo de 2009

Doctor Pasavento. Premio Mondello-Ciudad de Palermo

"Aunque no entendamos nada, la literatura le da sentido a todo”.

La novela editada por Anagrama en 2005 narra la trágica experiencia que vive un escritor de éxito, el suizo Robert Walser, que se dirige hacia Sevilla a una cita con el escritor Bernardo Atxaga, pero que durante el viaje decide desaparecer, dejar de escribir y de ser conocido.

El protagonista cansado de sí mismo y de su oficio decide cambiar de identidad. El drama ocurre dentro de la mente torturada del Dr. Pasavento, trasunto de Vila Matas, o expresión literaria de sus obsesiones. Todo el libro está bajo la obsesión permanente de desaparecer y el deseo de ser descubierto.

El doctor Pasavento es, esencialmente, alguien que escribe sobre la escritura y cuya existencia se justifica en este hecho.

La fuerza de esta obra radica en las reflexiones que el autor plantea sobre la complejidad del quehacer literario. Los problemas narrativos, los miedos, la angustia del fracaso, el temor al éxito...

Cuando leí la novela me pareció genial, y por supuesto, recomendable, por la reivindicación que hace de la escritura como juego y la defensa de la verdadera literatura. Los premios concedidos a esta obra han sido varios, entre ellos, el premio de la Real Academia Española de 2006, y ahora, el premio Internacional Mondello que Vila Matas recibirá el 5 de junio.

En mi interior habita una extraña y monstruosa energía llamada Ingravallo al tiempo que cada día estoy más cerca de Walser. En otros días, yo le veía a el como un personaje literario, no como un escritor ni como una persona que hubiera pasado realmente por este mundo. Y en modo alguno, por supuesto, era capaz de darme cuenta de que cuando él había caminado por última vez por los infinitos senderos nevados de Appenzell, yo tenía ya ocho años y acababa de hacer la primera comunión y el futbolista Pelé ( por poner un ejemplo bien prosaico) se preparaba para sorprendernos, dos años después en los Mundiales de Suecia.

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Cubrí con flores
Aquella caligrafía
De trazos rectos.

Unas gotas de luna
Cayeron en mi mano,
Los vientos húmedos
Acercaron el perfil del silencio
Hasta mi rostro.
El espacio vacío
Se llenó con los sueños,
La ausencia
Vagó en la quietud
Del amanecer,
Y encontré indicios
En la voz del aire.

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