domingo, 22 de noviembre de 2009

Mario Perniola


El jueves tuve la suerte de conocer a Mario Perniola y escuchar su conferencia Milagros y traumas de la comunicación, en un acto enmarcado dentro de las actividades que el Observatorio de la Cultura Contemporánea, coordinado por mi admirado Francisco Jarauta, se desarrolla en Alicante.

Mario Perniola es profesor catedrático de Filosofía de la Universidad de Roma II Tor Vergata y profesor invitado en numerosas universidades y centros de investigación en Francia, Dinamarca, España, Brasil, Japón, Canadá, Estados Unidos y Australia.
Especialista en el campo de la Estética, Perniola es conocido por sus análisis de la teoría del arte y por sus investigaciones sobre el arte y la estética contemporáneas. A lo largo de su trayectoria ha dirigido las revistas Agaragar -1971-1973-, Clinamen -1988-1992-, -1988-1995- y Estética Noticias Ágalma -desde el año 2000-.

Entre los libros de Perniola traducidos al castellano destacan El sex appeal de lo inorgánico (1998), Estética del siglo XX (2001), El arte y su sombra (2002), Enigmas. Egipcio, barroco y neobarroco en la sociedad y el arte(2006) , Contra la comunicación (2006) y Los situacionsitas. Historia crítica de la última vanguardia del siglo XX (2007) y Del sentir (2008) .

Perniola piensa que estamos en el final de la época de la comunicación. La tecnología de la comunicación, en sus desarrollos más recientes, produce un resultado exactamente opuesto a lo que propone. No nos lleva a la libre participación de todos en un mundo común, al contrario, nos empuja hacia una clausura hermética, hacia el encapsulamiento de las personas en sí mismas, hacia la multiplicación de existencias amuralladas e inaccesibles a cualquier tipo de discurso diferente al propio. Internet está produciendo un cierto autismo, por la incapacidad de interacción social y de relaciones de reciprocidad.

Hubo un cierto pesimismo en sus palabras que se diluyó cuando citó esta frase de Confucio Estudiando lo antiguo se conoce lo nuevo.

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Cubrí con flores
Aquella caligrafía
De trazos rectos.

Unas gotas de luna
Cayeron en mi mano,
Los vientos húmedos
Acercaron el perfil del silencio
Hasta mi rostro.
El espacio vacío
Se llenó con los sueños,
La ausencia
Vagó en la quietud
Del amanecer,
Y encontré indicios
En la voz del aire.

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