Comprometidos con Roberto Saviano
Contar la realidad de lo que ocurre en Italia con la mafia, y denunciar la criminalidad de la camorra napolitana en su libro Gomorra, en el que describe los negocios de los capos más poderosos, le han hecho a Roberto Saviano perder su libertad y estar amenazado de muerte.
Hace unos días leíamos que el clan de los Casalesi había previsto asesinarlo antes de Navidad. El diario Corriere della Sera concreta que el atentado se habría llevado a cabo en plena autopista Roma-Nápoles y se habría perpetrado a través de un detonador a distancia, aprovechando uno de los muchos desplazamientos que Saviano realiza entre ambas ciudades.
«Cuando tenía doce años vi un hombre acribillado a balazos. Regresaba del colegio, con unos compañeros, y algunos se pusieron a llorar. Un policía estaba junto al cuerpo. Nos miró y escupió sobre él. 'Era un cerdo', dijo». El suceso se le quedó grabado para siempre al escritor y periodista Roberto Saviano.
«Alguien que no viva en Nápoles no lo puede imaginar, pero hay que decirlo bien alto: esta es una ciudad donde se produce una media de tres asesinatos diarios; en lo que llevamos de año ha habido ya más de cien». R. Saviano
Saviano después de conocer la decisión de la camorra sobre su muerte declaró que, aunque es consciente de haber hecho "una cosa importante", ahora no sabe si volvería a escribir el libro. "No hay mañana en que no me pregunte por qué lo he hecho y todavía no sé darme una respuesta a mí mismo, no sé si valía la pena", confesó en declaraciones a la emisora Radio3.
El periódico italiano La República para el que Saviano trabaja como periodista, ha lanzado una campaña para recoger apoyos .
Gomorra . Editorial Debate (2007)
1 comentarios :
Gracias por traernos aquí este libro en el que valientemente se denuncian los actos de la mafia italiana. Una gran odisea su escritura. Así como odisea es luchar contra una forma de corrupción que acaba con la economía de un país democrático y que oprime las vidas de los ciudadanos, sobre todo en la parte sur. Recuerdo las conversaciones en Sicilia con la gente que se desahogaba con una extranjera contando cómo hasta los maestros en la escuela pública deben esperar para empezar la clase a que el hijo del mafioso tenga a bien levantarse e ir a clase.
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