Un hombre en la oscuridad. Paul Auster
Paul Auster ha estado en Barcelona para presentar su última novela publicada por Anagrama y nos ha dejado interesantes ideas sobre esta novela y su manera de concebir la escritura.
El autor de Viajes por el Scriptorium declaraba que no sabía cómo había surgido la idea de Un hombre en la oscuridad.
“Un día desperté y me puse a imaginar a Brill, el protagonista, y poco a poco me fui metiendo en su piel, y pronto ya sabía qué quería escribir y adónde quería llegar”, pero lo extraño es que
“nunca he sido testigo del nacimiento de esa idea".
“Un día desperté y me puse a imaginar a Brill, el protagonista, y poco a poco me fui metiendo en su piel, y pronto ya sabía qué quería escribir y adónde quería llegar”, pero lo extraño es que
“nunca he sido testigo del nacimiento de esa idea".
Auster se fija en los tres miembros generacionales de una familia para describir “los sentimientos íntimos en el contexto de los EEUU de la actualidad” y percibe que quizá Brill y Katya son los que se encuentran en circunstancias más difíciles y por ello se agarran a un clavo ardiendo para salir a flote”. Aunque en la sociedad actual el ser humano tenga dificultades para comunicarse, en Un hombre en la oscuridad los personajes hablan más abiertamente de sus pensamientos que en otras de sus obras. Pero esa comunicación es a veces tan sutil como cuando Brill expresa sus sentimientos “a través de la gestualidad, el tacto o el contacto físico”, decía el escritor neoyorquino.
Cuando Katya siente fascinación por el matrimonio de sus abuelos, en esa indagación, en esa búsqueda por sus orígenes no hay otra cosa que una demostración de amor, apostilla Auster.
Cuando Katya siente fascinación por el matrimonio de sus abuelos, en esa indagación, en esa búsqueda por sus orígenes no hay otra cosa que una demostración de amor, apostilla Auster.
Esta novela trata también de cómo la imaginación les ayuda a reinventarse: él se cuenta historias mentalmente y la nieta mira películas junto a él. Ya de niños, queremos que nos cuenten historias, y las contamos, para enriquecer nuestra existencia, no podemos vivir en este caos sin imaginación".
No cree que su novela pueda ser interpretada como una metáfora de los Estados Unidos actuales: “No creo en los símbolos en la literatura y sólo pretendía hablar del protagonista y sobre su situación general interna”. Admite que Brill, como muchos de los personajes de sus novelas, “sale de una situación de crisis y, como tiene que continuar viviendo, ha de reinventar su vida, buscar nuevos caminos y ver qué nuevo paso da".
Mi estilo de escribir –resumía– es un reflejo de mi manera de pensar, de mirar, de escribir”.
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