jueves, 6 de noviembre de 2008

El viaje del elefante. José Saramago


El 19 de noviembre estará en las librerías la nueva publicación de Saramago El viaje del elefante, un cuento muy extenso de 260 páginas donde reflexiona sobre el sentimiento de la compasión solidaria.

Esta obra, que gira en torno a la historia real del viaje de Lisboa a Viena de un elefante llamado Salomón, regalado por el rey de Portugal en el siglo XVI.
Pese a ser tan largo no es una novela, aclara el autor, porque carece de los elementos propios de ese género, él prefiere llamar a su nueva obra simplemente "libro".
A diferencia de otros, señala, en éste "aparece una figura que ya estaba presente en los libros anteriores pero que esta vez asume su papel enteramente, el de autor-narrador".

La idea de la obra, explica Saramago, surgió durante un encuentro con unos amigos en la ciudad austríaca de Salzburgo, donde le dieron a conocer el periplo del elefante que en 1551 fue llevado de la capital portuguesa hasta Viena. Pero el escritor resalta que, aunque trazado sobre un fondo real, El viaje del elefante es un libro "de invención continúa" en el que introduce"anacronismos intencionados" y buenas dosis de humor.

En este "cuento largo" no es nada benevolente con la Iglesia Católica, que sale a relucir con la Inquisición, "una institución criminal", cuyos excesos se extendieron a Portugal, entre otros países.
Como es habitual en las novelas del Premio Nobel, El viaje del elefante está puntuado de acuerdo con sus reglas. "Los diálogos se intercalan en la narración, un todo que el lector tiene que ordenar de acuerdo a su propia respiración", comenta. "El lector es el ser fundamental a quien Saramago continuamente interpela, implicándole en el texto", afirma la esposa del autor de Ensayo sobre la ceguera y La caverna.
La crítica lusa ha acogido bien la última obra de Saramago, de la que comenta que abunda en el registro de 'Las intermitencias de la muerte', con una escritura sin mayúsculas.

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Cubrí con flores
Aquella caligrafía
De trazos rectos.

Unas gotas de luna
Cayeron en mi mano,
Los vientos húmedos
Acercaron el perfil del silencio
Hasta mi rostro.
El espacio vacío
Se llenó con los sueños,
La ausencia
Vagó en la quietud
Del amanecer,
Y encontré indicios
En la voz del aire.

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